¿Cómo acatar un fallo que atenta contra nuestro país?
La pregunta es: ¿acaso en la alta corte internacional,
aparte de juicios de papel, no hay cabida al sentido común?, o ¿se quería
favorecer a Nicaragua dándole acceso a recursos petrolíferos que se hallan en
el mar que hoy es de su propiedad según el ente regulador?
A Colombia la sacaron de “taquito” dándole el pedazo de
tierra en disputa, Nicaragua no quería hacerse cargo de la población
sanandresana, quería lo que obtuvo: Petróleo,
gas y pescado. Bien podemos decir
que a la corte internacional no le interesan estos asuntos, corresponderán a
las responsabilidades de cada Estado; pero, ¿dónde quedó el estudio
etnográfico?, un ente de justicia del nivel de la Haya no puede desconocer que
al quitarle mar a las islas están violando el derecho a sus habitantes de pesca
libre tras siglos de tradición pesquera.
Precisamente esta es la falta de sentido común. Un juicio
de esa magnitud, no puede desconocer que los habitantes de estas islas necesitan
del mar que los rodea; a partir del mar empieza sus vidas, es allí donde se
pierde la mirada al horizonte con el ingenuo pensamiento de inmensidad sin
límite, cada Sanandresano, cada colombiano que lo mira lo siente suyo, ¿cómo ha
de cambiar el sentimiento si ya no es nuestro, es de otro –quizá más adelante
les tocará a los que hoy son pescadores comprar pescado importado-. Además, que
cerca de un ochenta por ciento de los
ingresos alimenticios y económicos de los isleños salen del mar; si de algo
viven la gran mayoría de sanandresanos es de la pesca de langosta y pescado
rojo que extraen del mar, que hoy amaneció siendo de Nicaragua, cuando siempre
fue de Colombia
Efectivamente ayer Nicaragua no tenía nada, y hoy
amaneció acreedora de un inmenso tesoro colombiano. No es el momento de show
mediáticos, como la supuesta petición de renuncia de la canciller María Ángela
Holguín; es el momento de encaminar esfuerzos conjuntos por intentar revocar
ese fallo tan perjudicial para el país; y el respaldo del ex presidente Uribe de
desacato resulta pertinente en un momento tan crucial – hacerlo o no, depende
de la seguridad que tenga Colombia para contraatacar la sentencia emitida-.
Colombia tiene con qué hacer caer ese fallo. Aun, sin ánimo de emitir juicios,
la comisión de defensa de Colombia ante el tribunal de la Haya debe redoblar
esfuerzos para enmendar el daño que hoy todos lamentamos, es decir, ahora si
tocó empezar a trabajar con compromiso.
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